Cualquier hora del día es buena para visitar la cafetería. El desayuno, la comida, la merienda o la cena. Desde el amanecer al atardecer la luz se cuela por los ventanales y nos trasladan a un entorno natural apacible y profundo donde perdernos para volver a encontrarnos. El tiempo no existe cuando la chimenea se enciende en las tardes de otoño, la lectura de libros o labios, las conversaciones interminables o el silencio, el tan añorado silencio.

Así nos podréis encontrar cualquier día si venís a visitarnos, tomando una copa de vino o un Xamprada, o merendando unos frisuelos al son de la música y un chocolate caliente. Es un lugar de encuentro donde la pasión es nuestra máxima expresión cuando de vez en cuando la vida nos da la opción de compartir el tiempo con vosotros.