Bienvenidos a “La puerta del paraíso”. Entre la meseta y los montes de Galicia, rodeado de montañas que dicen los mayores “que las que no dan vino dan castañas”. Siete grandes ríos forman otros tantos valles fértiles de huertas, frutales, bosques de ribera, coníferas y vides como un mar verde, amarillo, rojo, ocre, marrón… dependiendo del calendario.
Transición entre la verde Galicia y los páramos y montes de León. Ni abrimos los paraguas tanto como los gallegos ni tenemos el clima extremo de la Meseta. Aunque con el cambio climático, quién sabe.
Las nieves alimentan los ríos y centenares de arroyos que desaguan en el Sil camino del Miño. Y por ahí asciende la influencia atlántica que hace nuestros vinos tan singulares.
Tenemos una enorme variedad gastronómica, mezcla de tradiciones y de lo que ha ido trayendo el Camino de Santiago. Por ahí llegó el Románico, y el Gótico, algunos apellidos y muchas leyendas, pero también las uvas y el saber hacer.
Dos patrimonios de la Humanidad: Las Médulas y el Camino de Santiago. Una reserva de la Biosfera: Ancares. Y decenas de pueblos y lugares únicos forman el Bierzo.
El peregrino de Compostela encuentra aquí descanso. Camina por frescos túneles de arboleda, entre frutales: castañas, cerezas, ciruelas, brevas, arándanos, higos, manzanas…
Después, en el Palacio de Canedo, los metemos en tarros… pero ojo, ¡solo cuando la naturaleza nos dice que ya toca!