Si algo tenía claro Prada cuando comenzó hace más de veinte años con la rehabilitación de Palacio de Canedo es que era imprescindible conservar el encanto y la historia que transmitía esa imponente construcción barroca del siglo XVIII. Los señores de Canedo trabajaban los viñedos y elaboraban y conservaban el vino hace más de 300 años y, desde el primer momento, supimos que no solo no debíamos borrar esa memoria, sino que mantener la esencia del Palacio era clave para ofreceros lo mejor de nuestra ubicación. Y, precisamente, sois vosotros los que hacéis que nos reafirmemos en que esa decisión fue la adecuada.

Nos lo decís cuando, ya nada más subir la cuesta entre viñedos que lleva a nuestra casa, os dejáis asombrar por la inconmensurable imagen de nuestro Palacio; cuando recorréis estancias como nuestra tienda o cruzáis el balcón para llegar a nuestro restaurante. Pero, sin duda alguna, cuando más nos expresáis vuestro asombro es cuando os alojáis con nosotros en cualquiera de las habitaciones que ponemos a vuestra disposición en nuestro hotel. Y es que cada una de ellas es especial y transmite multitud de sensaciones a todos los amigos que nos acompañáis.
Y es que a esa esencia propia que ya transmite el Palacio de Canedo se suma la identidad que le quiso dar Prada a las habitaciones, únicas, reflejando, en cierta manera, su niñez, “cuando yo iba al pueblo de mi madre, a la payoza, en el Occidente asturiano”, explica él mismo. Pero también la historia del palacio, ya que cada una de ellas está dedicada a una persona que vivió allí. Por ejemplo, una de nuestras habitaciones más emblemáticas, El Palomar, recibe el nombre de María Sánchez de Ullóa, la que fuera primera señora de Canedo.
“Yo siempre busco mi pasado ancestral, pero por supuesto sin perder ni un milímetro todo lo que signifique modernidad”, señala Prada. Y esa es, quizá, la idea que más define a nuestras habitaciones. En ellas es posible dejarse llevar por la historia que transmite su madera y su decoración, embriagarse del paisaje natural que las rodea y, a la vez, disfrutar del máximo confort y la modernidad de sus prestaciones.
Cada habitación es distinta, no encontraréis dos iguales. Eso sí, todas consiguen llenar de felicidad a quienes las habitan. Sin duda, lo mejor para que veáis que somos sinceros es que vengáis a comprobarlo de primera mano. ¡Os esperamos en Palacio de Canedo!