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Otoño: mosaico de colores en los viñedos de Palacio de Canedo

A veces no hace falta irse muy lejos ni buscar demasiado para disfrutar de la belleza en sí misma. Lo cierto es que la mayoría de las ocasiones la tenemos mucho más cerca de lo que pensamos, al alcance de la mano. Por ejemplo, en esta época en la que el otoño ya ha llamado a nuestra puerta y ha entrado para quedarse durante unos meses, la belleza que reside en los viñedos que rodean Palacio de Canedo es espectacular.

Y es que, tal y como nos cuenta José Manuel Ferreira, enólogo de Prada A Tope, con el inicio del otoño “en el viñedo hay un mosaico de colores”. Tras alcanzar su máximo verdor en la época de vendimia, una vez recogido el fruto y cuando se acercan los primeros fríos del otoño, el viñedo se acerca a ese momento en el que perderá la hoja y las varas quedarán completamente desnudas. Pero hasta que ese punto llegue las diferentes parcelas de nuestras viñas ecológicas ofrecen un colorido muy interesante. “Tenemos tonos todavía verdosos, amarillentos, rojizos, ocres, marrones… hay un poquito de toda esa amalgama de colores”, señala Ferreira.

¿Por qué cambian de color los viñedos?

Pero, ¿a qué se debe este cambio de tonalidades en nuestros viñedos? La naturaleza tiene sus ciclos, sigue sus ritmos y nosotros, al final, nos limitamos a ser meros espectadores del espectáculo que nos ofrece. En este caso, el cambio de color, tal y como explica Ferreira, “se produce porque deja de correr la savia y los nutrientes. Especialmente afecta la clorofila, que es el elemento la que aporta el color verdoso”.

Es importante destacar que la existencia de diferentes tonos y de distintos tiempos en la evolución hasta la caída de la hoja, se debe al respeto por la libertad de crecimiento de nuestros viñedos, que reafirmamos cada día con una agricultura ecológica. “Las plantas no son clones y, por eso, cada una va cambiando las tonalidades a ritmos diferentes… En este tiempo unas van a estar un poco más verdes, otras un poco menos… dando lugar, en definitiva, a toda esa paleta de colores que tenemos”.

Pero, aunque lo que nosotros apreciamos es el cambio a simple vista, en el interior de la planta se está llevando a cabo un proceso muy importante por el que lo que consigue es guardar la savia y pasar las reservas que estaban en los sarmientos y en las hojas a la raíz. “Esta es la manera que tiene la planta de sobrevivir al frío, al invierno y a las heladas para después, en la primavera, cuando llegue el calor, volver a bombear la savia y, en cierta medida, renacer”, explica Ferreira.

Es apasionante y gratificante acercarnos a la naturaleza, empaparnos de sus procesos y absorber parte de todo lo que nos ofrece. Y lo cierto es que el otoño es un momento perfecto para vivir todo ello, para pasear por los viñedos de Palacio de Canedo y descubrir los procesos que comienzan en esta planta cuando recogemos la uva y el ciclo de la vid se pone en marcha de nuevo.