[:es]Acudimos al diccionario Español-Prada, Prada-Español, como así definió el particular y genial vocabulario de Prada A Tope el periodista berciano Ángel Ossorio, para buscar palabras que definan escrupulosamente la estampa otoñal de El Bierzo. Inconmensurable, sublime… Lo cierto es que El Bierzo en otoño se llena de luz y el sol de la mañana se hace presente y entra en el bosque, en la huerta, en la viña y, también, por las ventanas de los edificios. La naturaleza es sabia y cuando los vinos están en plena fermentación, haciéndose, y las uvas con las que se elaboraron han abandonado ya las cepas a la intemperie, los viñedos muestran la mejor estampa de su ciclo vegetativo, aunque hayan sido despojados de los racimos de uva. Las tonalidades rojas, amarillas, pardas… cincelan un bellísimo lienzo que tiene, además, la fortuna de contar con la mejor luz del año: la del otoño. Además de sumarse a los colores de los bosques y huertas del paisaje berciano.
El otoño en esta tierra de viñas y castaños lo es también de vendimias y magostos. Una razón más que suficiente para visitar El Bierzo, el noroeste de la provincia de León y nuestra casa: el Palacio de Canedo. Y dentro de todo ese conjunto de paisajes, se alza con majestuosidad la estampa integrada de un palacio del siglo XVIII, el Palacio de Canedo. También se mimetizan con el paisaje otoñal, nuestro hotel, así como las instalaciones de nuestra bodega, rodeadas de viñas de mencías, godellos, chardonnay…
La sensación placentera, vital y luminosa del otoño se puede percibir catando nuestros vinos en la bodega, pero también disfrutando de la cocina berciana en el restaurante del Palacio de Canedo. Tradición y calidad se conjugan en las propuestas de nuestra carta, que cuenta además, y como no podía ser menos, con los productos de calidad de Prada A Tope. Y una de los momentos más inolvidables, a juzgar por lo que nos cuentan nuestros huéspedes, es cuando al amanecer, al despuntar el día, abres la ventana de tu habitación y te encuentras frente a ti una obra de arte creada por la naturaleza, con sintonía propia de pájaros cantores. Y al fondo, vigilante, inmóvil, soberbia La Aquiana, la alta y espectacular montaña de la olla berciana.
Recurrimos de nuevo al vocabulario sentimental de la casa para decir que en el otoño se puede alcanzar el clímax. Sí, con toda seguridad. Prada dixit.[:]