[:es]Hace unas semanas compartíamos a través de nuestras redes sociales un extracto de una entrevista que le realizaron a Prada en la Televisión de Galicia en 1988. En ese momento Prada hablaba de nuestras cerezas y del método que seguimos para elaborarlas. Un método muy especial ya que, además de la calidad de los ingredientes naturales con los que las preparamos, se basa en el respeto a la tradición berciana.
“Yo vendo identidad. Vendo Bierzo. Empecé con las cerezas en aguardiente que es lo que lo que hacían mi madre y mi abuela. Recuperé aquello y lo di a conocer para que la gente pueda captar la filosofía que hay detrás de cada frasco. Transportó eso de mi región para que lo prueben a nivel nacional, no inventé nada, simplemente soy un transmisor de la vivencia cotidiana de cada casa para que los demás aprecien la calidad de las cosas hechas con cariño”, aseguraba Prada.
Hoy en día, más de 30 años después, continuamos aplicando la misma filosofía para elaborar nuestras cerezas. Sin cambiarla un ápice. Tradición y productos naturales como base ¡desde el año 1972!
Pero, ¿cuáles son estos productos? En primer lugar, las protagonistas absolutas: las cerezas. Son de la variedad típica «Francesa” o “Napoleón». Este tipo de fruto fue el causante, sin duda alguna, de la bien merecida fama de las cerezas del Bierzo. Pero además, en Palacio de Canedo elegimos únicamente las mejores cerezas de cada temporada.
Una vez elegidas el proceso de elaboración comienza añadiendo a cada uno de los tarros en los que posteriormente se envasarán granos de café, anís estrellado, hierbabuena y canela en rama. Después se meten las cerezas en estos tarros tras lavarlas muy bien y cortarles el rabo. Un proceso que llevamos a cabo sin máquinas, una a una y de manera manual. Una vez que tanto las cerezas como el resto de ingredientes están en los botes se cubre todo ello con aguardiente de orujo de uva con azúcar y se deja macerar todo junto durante medio año.
Este tiempo es necesario para que las cerezas asuman el alcohol del aguardiente y para que el orujo adquiera la esencia de las cerezas. ¿Qué conseguimos con ello? Unas cerezas buenísimas con un sabor muy especial y un aguardiente que se puede beber y disfrutar.
Al fin y al cabo, un proceso que se utilizó desde siempre en Cacabelos y en El Bierzo y que nosotros recuperamos, para que esa esencia, como decía Prada ya en 1988, no se pierda y traspase fronteras.
¡La verdad es que nuestras cerezas son el mejor acompañamiento para una tertulia en la sobremesa tras una comida![:]